Mónica Rubalcava | Glendale (USA) (EFE).- Solo once días después del asesinato del activista Charlie Kirk, miles de sus seguidores se reunieron para rendirle tributo en un evento que se transformó en una declaración política. Durante la ceremonia, el presidente Donald Trump y otros funcionarios de su administración lo describieron como un mártir de la causa conservadora. Trump afirmó que fue un ataque a las libertades y derechos fundamentales. Se presentó en el escenario del Estadio State Farm ante una audiencia de 73,000 personas y describió a Kirk como un héroe nacional y una de las personalidades más influyentes en las elecciones que lo llevaron al poder en noviembre de 2024. Mencionó que le concedería de forma póstuma la Medalla Presidencial de la Libertad durante una ceremonia en Washington. Antes de que hablara el presidente, Erika Kirk, la viuda del activista, subió al escenario para rendir homenaje a su esposo. Compartió sus sentimientos y afirmó que perdonaba al joven que se sospecha le quitó la vida. El evento incluyó la participación del vicepresidente, JD Vance, quien reconoció que parte de su éxito electoral se debe al legado de Kirk. Stephen Miller, subjefe de Gabinete de la Casa Blanca, pronunció un discurso al calificar el asesinato como parte de un ataque contra el movimiento conservador.
