En el sector norte de Teherán, las calles están desiertas, los gatos buscan entre la basura y hay vigilancia policial, mientras el eco de explosiones resuena para quienes salen de sus hogares. Así luce el distrito 3 de la capital de Irán después de enfrentamientos con Israel y tras el bombardeo de la televisión estatal en esta área, en un ataque que resultó en la muerte de tres personas. Los peatones intercambian miradas y este corresponsal menciona que proviene de «Espania», un país que genera simpatía en Irán, especialmente por su fútbol y su respaldo a Palestina. La mayoría de esos caminantes transporta provisiones, como una anciana que va acompañada de un joven que empuja un carrito de supermercado. Otros llevan panes y el único sitio donde se forma una fila con varias personas es en una panadería.
